Opinión de los invitados: Lo que la IA no les enseñará a nuestros hijos

"Ten cuidado con los griegos que traen regalos" es un dicho muy conocido que se utiliza para advertir cuando se cree que un acto de virtud encierra una amenaza oculta, como la historia del caballo de Troya.

Nuestra sociedad se encuentra en una encrucijada con la inteligencia artificial (IA), con sus avances en tecnología educativa yuxtapuestos con el potencial de acciones poco éticas y amenazas potenciales para la humanidad.

De hecho, un momento decisivo. En un documental publicado recientemente llamado "Killer Robots", ingenieros y expertos en tecnología de inteligencia artificial brindan ejemplos explícitos del posible uso indebido de la inteligencia artificial, desde armas militares autónomas hasta fórmulas computarizadas de sustancias químicas letales para la guerra.

Puedo dar fe de que, como educador profesional durante más de 25 años, es un eufemismo decir que la trayectoria de la IA transformará para siempre la forma en que los educadores enseñan y los estudiantes aprenden. No importa cuán innovadora sea la exploración de la IA, surgen importantes limitaciones y preocupaciones éticas en torno al humanismo. ¿Por qué? La IA no enseñará a nuestros hijos cómo construir una relación duradera con sus profesores ni cómo resolver un conflicto con otro compañero de clase.

La pandemia de COVID ha acelerado la optimización de la IA, centrada en la automatización y el aumento de la instrucción de eLearning utilizando métodos de enseñanza remota no tradicionales, incluidas operaciones de centros de llamadas, chatbots virtuales y asistentes virtuales para ofrecer tutoría remota "bajo demanda" las 24 horas, los 7 días de la semana.

Recientemente trabajé para una empresa de tecnología educativa de software como servicio (SaaS) que invirtió miles de dólares en una herramienta lingüística de inteligencia artificial para reemplazar a los tutores experimentados. Sin embargo, entre todo el revuelo, observé de primera mano una participación mínima de los estudiantes. Y lo que era más deseado y beneficioso (las sesiones individuales de Zoom) no podía generar rentabilidad basada en los requisitos de escalabilidad necesarios para lograr los resultados deseados.

La IA no puede satisfacer las crecientes demandas de ayudar a los niños a desarrollar habilidades interpersonales y apoyar su bienestar social y emocional. Aunque ChatGPT puede ayudar a alguien a resolver un problema de física, no puede enseñarle a nadie los conceptos fundamentales detrás de un tema ni proporcionar la retroalimentación personalizada, auténtica y significativa que los estudiantes suelen necesitar.

La IA no puede enseñar a nuestros hijos el principio de determinación y perseverancia de los logros personales, ni el valor de una sólida ética de trabajo. Recientemente, durante unas vacaciones en el corazón de Iowa, mis hijos quedaron asombrados al ver cómo mi vecino de 80 años pasó un día arrancando cardos de la pradera para preservar su hábitat natural, un sitio poco común en estos días. ¿Cómo puede la IA enseñar ese tipo de perseverancia a nuestros hijos?

Aunque habrá muchos avances educativos futuros con la IA, es importante recordar que estos esfuerzos deben regularse y monitorearse. La IA no puede generar confianza en ese niño tímido, que puede tener dificultades para articular y expresar en qué puede necesitar ayuda, ni simpatizar con ese niño que sufre de ansiedad ante los exámenes debido a la próxima final que se avecina.

Insto a todos los padres a mantenerse bien informados a medida que las nuevas tecnologías y prácticas educativas se entremezclan y avanzan por aguas inexploradas.

Al fin y al cabo, la IA es sólo una herramienta. La IA nunca reemplazará el elemento humano de enseñar a nuestros hijos valores de conducta moral, ética y amor, que deben prevalecer por encima de cualquier otra cosa para moldear el futuro de las experiencias de aprendizaje de nuestros hijos.